Durante la Transición Española, con la Ley de Reforma Política se establece en España un sistema electoral inspirado en los principios democráticos y de representación proporcional. Y es que el sistema electoral es el mecanismo por el cual se hace efectivo el proceso de representación en los regímenes democráticos.
El sistema electoral español se basa a grandes rasgos en 52 circunscripciones que se corresponden con las 50 provincias españolas además de Ceuta y Melilla. Cada circunscripción tiene una asignación de escaños según su población y una barrera electoral del 3%; por otro lado, el reparto de escaños se realiza a través del sistema d'Hondt. Pero... ¿Y si durante la Transición se hubiese adoptado el sistema electoral de Estados Unidos?
El sistema electoral de Estados Unidos es totalmente distinto al español. En esta simulación usaremos el sistema de elección presidencial, donde los 50 Estados que conforman Estados Unidos son las circunscripciones y otorgan el 100% de sus compromisarios (en esta simulación, diputados españoles) a la lista más votada en cada circunscripción. Cada Estado, por otro lado, tiene una asignación de compromisarios en proporción a su población, al igual que ocurre en España con las provincias.
Aclaración: Esto es una simulación, es probable que de haber un sistema electoral distinto, los votantes quizás hubieran cambiado su voto o quizás no. Pero como esto no se puede saber...
Elecciones Generales de 1986.
Las elecciones Generales celebradas en junio 1986 fueron convocadas de manera anticipada por el presidente del gobierno, Felipe González, aprovechando el éxito cosechado en marzo de dicho año con el Referéndum sobre la OTAN. Tuvieron una participación del 70'49%, lo que supuso una bajada de nueve puntos porcentuales respecto a las elecciones de 1982.
En 1986, el Partido Socialista de Felipe González revalidó su mayoría absoluta, mientras que la Coalición Popular de Manuel Fraga se estancaba con dos escaños menos que en las anteriores elecciones. El Partido Comunista de España, se presentaba por primera vez bajo las siglas de la coalición Izquierda Unida; mientras que el centro político volvía a estar liderado por Adolfo Suárez con su nuevo partido, Centro Democrático y Social, que ocupaba el espacio de la ya disuelta Unión de Centro Democrático.
Por otro lado, también entraba en el escenario político el Partido Reformista Democrático, una operación política liderada por Convèrgencia i Unió, para entrar en el resto de España desde el centro político. No obstante, la Operación Roca (llamada así debido al liderazgo del político de CiU, Miquel Roca) fue un fracaso rotundo: la coalición únicamente obtuvo representación en Cataluña, donde Convèrgencia i Unió se presentaba con marca propia; y en Galicia, donde Coalición Galega, que también se presentaba con sus propias siglas, obtuvo un escaño por Orense.
Sin embargo, con los mismos resultados, si en España hubiese habido un sistema electoral como el estadounidense, en el que el ganador de cada circunscripción se lleva el total de escaños en liza, los resultados hubieran sido muy distintos:
Respecto a las elecciones de 1982, el Partido Socialista se habría dejado 12 escaños por Guadalajara (3), Lérida (4), Melilla (1) y Zamora (4). Aún así, Felipe González habría mantenido claramente la hegemonía en la política española con una mayoría absoluta muy amplia, 285 escaños.
Muy lejos del PSOE, la segunda fuerza sería la Coalición Popular liderada por Manuel Fraga y formada por Alianza Popular, el Partido Liberal y el Partido Demócrata Popular. El resultado de AP - PDP - PL hubiera sido igualmente decepcionante, ya que perdería 3 escaños por Ávila y habría ganado ocho escaños por Guadalajara, Melilla y Zamora, lo que habría supuesto 36 escaños y un aumento de cinco escaños respecto a 1982.
Por primera vez en la historia democrática de España habría entrado en el Congreso de los Diputados un tercer partido nacional distinto a las dos primeras fuerzas políticas. El
Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez habría conseguido representación con
3 escaños por Ávila, lo que habría implicado la presencia de cinco partidos por primera vez en la Cámara Baja desde
1977.
Así mismo, la Operación Roca habría resultado un fracaso incluso mayor: el Partido Reformista Democrático no habría obtenido igualmente ningún escaño, mientras que Coalición Galega no habría obtenido el escaño por Orense; y la única representación habría venido por CiU. Aún así, el partido catalán habría obtenido la mitad de escaños, 9 asientos, al conseguir imponerse únicamente por Gerona (5) y Lérida (4). Por último, el Partido Nacionalista Vasco de Iñaki Anasagasti revalidaba sus 17 escaños por Guipúzcoa y Vizcaya.
También se habría quedado, de nuevo, fuera del Congreso de los Diputados el Partido Comunista de España, (liderado ahora por Gerardo Iglesias) sobre el cual se habría organizado una amplia coalición electoral con diversos partidos de extrema izquierda que conformarían Izquierda Unida.
Con los mismos votos, podemos observar que el sistema electoral estadounidense arroja un resultado muy distinto al sistema electoral español. En la siguiente tabla podemos observar dichas diferencias.
El Partido Socialista volvería a ser el gran beneficiado del sistema electoral en estas elecciones, al ser la fuerza hegemónica en la gran mayoría de las circunscripciones, incluidas las más pobladas (Barcelona y Madrid), otorgando al partido de Felipe González más de un centenar de diputados que en el sistema electoral español. El otro beneficiado del sistema electoral volvería a ser el Partido Nacionalista Vasco, al llevarse todos los escaños de dos provincias tan pobladas como Guipúzcoa y Vizcaya.
Por el contrario, Coalición Popular se dejaría casi 70 diputados al no ser capaz de ganar en grandes circunscripciones (la provincia más poblada que consigue es Pontevedra con 8 diputados). CDS, aunque consigue entrar por Ávila, perdería 16 diputados, e IU ni siquiera tendría representación al no ser capaz de imponerse en ninguna provincia. Además, CiU, esta vez con el Partido Reformista Democrático, sigue sin imponerse en las grandes circunscripciones catalanas, consiguiendo, por tanto, la mitad de escaños que en el sistema electoral español.
Con estos resultados, Felipe González reeditaría su segunda supermayoría absoluta, con el control de más del 80% del Congreso de los Diputados.
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