Durante la Transición Española, con la Ley de Reforma Política se establece en España un sistema electoral inspirado en los principios democráticos y de representación proporcional. Y es que el sistema electoral es el mecanismo por el cual se hace efectivo el proceso de representación en los regímenes democráticos.
El sistema electoral español se basa a grandes rasgos en 52 circunscripciones que se corresponden con las 50 provincias españolas además de Ceuta y Melilla. Cada circunscripción tiene una asignación de escaños según su población y una barrera electoral del 3%; por otro lado, el reparto de escaños se realiza a través del sistema d'Hondt. Pero... ¿Y si durante la Transición se hubiese adoptado el sistema electoral de Estados Unidos?
El sistema electoral de Estados Unidos es totalmente distinto al español. En esta simulación usaremos el sistema de elección presidencial, donde los 50 Estados que conforman Estados Unidos son las circunscripciones y otorgan el 100% de sus compromisarios (en esta simulación, diputados españoles) a la lista más votada en cada circunscripción. Cada Estado, por otro lado, tiene una asignación de compromisarios en proporción a su población, al igual que ocurre en España con las provincias.
Aclaración: Esto es una simulación, es probable que de haber un sistema electoral distinto, los votantes quizás hubieran cambiado su voto o quizás no. Pero como esto no se puede saber...
Elecciones Generales de 1993.
Las elecciones Generales celebradas en junio de 1993 fueron los comicios que elegirían la composición de las Cortes Generales de cara a la V Legislatura. Fueron unas elecciones con una participación muy elevada, puesto que el 76'44% del electorado acudió a votar, y que tuvieron como resultado la pérdida definitiva de la mayoría absoluta del Partido Socialista y una subida cualitativa del Partido Popular, que por primera vez se establecía como alternativa coherente (cuantitativamente hablando) al PSOE desde la hecatombe de UCD en 1982.
Sin embargo, con esos mismos resultados, si en España hubiese habido un sistema electoral como el estadounidense, en el que el ganador de cada circunscripción se lleva el total de escaños en liza, los resultados hubieran sido muy distintos:
El Partido Socialista habría ganado las elecciones con 169 escaños, diez más de los que obtuvo realmente. Aún así, el PSOE habría perdido igualmente la mayoría absoluta de la que habría gozado con el sistema electoral estadounidense desde 1982, al perder 57 escaños pertenecientes a muchas circunscripciones que dominaba desde dicho año (como la Coruña o las Palmas de Gran Canarias) o incluso desde antes, como es el caso de Alicante y Valencia, donde el PSOE había ganado ininterrumpidamente desde 1977. No obstante, la formación de Felipe González recuperó Melilla (1) y le ganó Guipúzcoa a Herri Batasuna.
El Partido Popular habría obtenido 163 escaños, el mejor resultado del partido hasta el momento, y quedándose a siete escaños de ganar al PSOE. El PP obtiene 65 escaños más que en 1989 al ganar Alicante (10), Castellón (5), Ceuta (1), la Coruña (9), Cuenca (3), León (5), Murcia (9), Las Palmas de Gran Canaria (7) y Valencia (16).
A diferencia de 1986 y 1989, el Congreso habría vuelto a tener únicamente dos partidos políticos más, además de los dos mayoritarios: Convergencia i Unió, que habría mantenido sus 9 escaños por Gerona y Lérida; y el Partido Nacionalista Vasco, que con 9 escaños habría perdido uno al quedarse Vizcaya, la única provincia donde siguen ganando, con un asiento menos en el reparto poblacional.
Izquierda Unida habría vuelto a ser extraparlamentario al no conseguir imponerse, de nuevo, en ninguna provincia; al igual que Herri Batasuna que habría perdido Guipúzcoa (6) en favor del PSOE. Tampoco habrían obtenido representación alguna Coalición Canaria y otros partidos minoritarios que sí obtuvieron representación con el sistema electoral español, como podemos observar en la siguiente tabla:
El sistema electoral estadounidense beneficiaría por primera vez desde 1979 a los dos partidos principales, ya que el Partido Popular, al conseguir una importante base territorial (gana en 25 de las 52 circunscripciones), obtendría hasta 22 escaños más de los que obtuvo realmente en 1993. El Partido Socialista, por otro lado, también ganaría más diputados, no obstante, la formación liderada por Felipe González conseguiría una ventaja mucho menor de la alcanzada en convocatorias anteriores (en 1986 llegó a conseguir más de 100 escaños de ventaja respecto al sistema electoral español).
El Partido Nacionalista Vasco también obtendría 4 escaños más de los que consiguió realmente al seguir dominando en Vizcaya, la provincia vasca más poblada y principal feudo del partido; mientras que CiU se dejaría hasta 8 escaños al no sacar rédito electoral en las dos provincias catalanas más pobladas: Barcelona y Tarragona.
Tras estas elecciones, el Partido Socialista podría haber formado gobierno con los mismos apoyos que lo hizo realmente con el sistema electoral español: con el apoyo de CiU y PNV, aunque también podría haberlo hecho con el apoyo de únicamente uno de estos grupos. Sin embargo, y a diferencia de los resultados reales, el Partido Popular también podría haber construido una alternativa a los once años de gobierno de Felipe González, con el apoyo de los mismos grupos nacionalistas, que, de hecho, harían lo propio en 1996.
Comentarios
Publicar un comentario